Hay algo que los facilitadores, consultores y entrenadores sabemos, pero pocas veces decimos en voz alta: el éxito de un evento de capacitación, un proceso de cambio cultural o incluso un evento de teambuilding no depende solo del diseño de la experiencia, ni del talento del facilitador, ni siquiera del nivel de participación del equipo.
Todo eso juga, pero el éxito depende, en gran medida, del líder.
Sí, ese director, gerente o jefe que a veces entra tarde, responde correos en plena actividad, o que –peor aún– decide que «esto no es para él» y se deslinda por completo. O al contrario, el que se adueña del micrófono y convierte lo que debía ser una experiencia de equipo en un monólogo corporativo.
Pero también están esos líderes que hacen magia. Que, con su presencia, confianza y actitud, convierten un buen evento en un momento de transformación real.
Hace poco tuve la fortuna de trabajar en una convención donde el director de la organización me dejó impresionado. Su energía, generosidad y confianza fueron clave para que la experiencia fuera un éxito. Y de ahí a escribir esto sólo hay un paso.
La confianza es clave (en todos los sentidos)
Un líder que realmente impulsa el éxito de un evento de capacitación muestra tres tipos de confianza:
1. Confianza en su gente
El mejor líder no es el que “se la sabe todas”, sino el que confía en su equipo. Que cree en su capacidad para aprender, para desarrollarse y, sobre todo, para conversar y construir juntos. Que no necesita microgestionar cada actividad, ni corregir cada palabra, ni “salvar” el evento con su presencia omnipresente. Este líder sabe que ellos saben.
Cuando el equipo siente esa confianza, se involucra más, arriesga más y aporta más. Porque sabe que tiene permiso para hacerlo.
2. Confianza en el proceso y en el facilitador
Si ya decidiste que vas a invertir en una capacitación, confía en el proceso. No hay nada más incómodo que un líder que boicotea su propio evento. Lo he visto de tres formas:
1. El líder fantasma. No está, llega tarde, se va a la mitad, atiende llamadas o simplemente no presta atención. ¿El mensaje? “Esto no es importante”.
2. El escéptico profesional. Siempre con una ceja levantada, analizando si esto realmente vale la pena. No rechaza del todo la experiencia pero su evaluación constante no sólo le impide participar plenamente sino que es un obstáculo para el grupo.
3. El rockstar eterno. Tiene mucha energía y le encanta compartirla. Quiere corregir, dirigir, “traducir” cada actividad o, peor aún, interrumpir para contar una historia que no tiene nada que ver.
El líder que verdaderamente impulsa el evento es el que dice desde el inicio: «Chicos, este es el espacio para aprender y construir juntos. Aprovechémoslo. Soltémonos. Sigamos el proceso.»
Y luego, hace justo eso.
3. Confianza en sí mismo
El mejor líder no es el que habla todo el tiempo, sino el que escucha, participa y deja espacio para aprender. Que marca la dirección, pero no impone cada paso. Que se involucra, pero no acapara. Que sabe que no tiene que demostrar nada, porque su sola presencia ya es un mensaje claro.
Cuando un líder entra con esa seguridad tranquila, todo el equipo se relaja y se involucra de verdad.
¿Cómo ayudar a que el líder se involucre bien?
Aquí algunas sugerencias prácticas para facilitadores y consultores que queremos hacer una alianza con el líder para asegurar el éxito.
1️⃣ Invítalo a ser parte desde antes. Tener una conversación previa sobre el propósito del evento y su rol dentro de él puede hacer una gran diferencia.
2️⃣ Aclara expectativas. A veces el líder no sabe si debe hablar mucho o poco, si debe dar instrucciones o solo observar. Explícale cuál es su mejor rol.
3️⃣ Dale un espacio, pero con intención. Un momento para abrir o cerrar el evento puede ser muy poderoso, pero si le das el micrófono sin dirección, puede convertirse en una reunión más.
4️⃣ Involúcralo activamente. Haz preguntas directas, invítalo a participar en dinámicas, pero sin forzarlo a ser el centro de todo.
5️⃣ Hazle saber cuánto ayuda su presencia. Un simple: “Tu participación ha sido clave para que el equipo se suelte y aproveche la experiencia” puede reforzar la actitud correcta.
6️⃣ Si es necesario, reencáusalo. Con tacto y respeto, pero sin miedo. Si el líder está saboteando sin querer, a veces basta con un pequeño ajuste para encarrilar el evento.
Al final, los facilitadores creamos espacios, pero el líder define si esos espacios se aprovechan al máximo o se desperdician.
Así que, líderes del mundo corporativo (y no corporativo), si quieren que sus eventos de capacitación realmente valgan la pena, confíen: en su gente, en el proceso y en ustedes mismos.
Porque cuando lo hacen, todo fluye, todo crece y todo se transforma.
🚀 ¿Te ha tocado trabajar con líderes que impulsan (o sabotean) un evento de capacitación? ¿Qué estrategias utilizas? Cuéntamelo en los comentarios.😉